Superando la Coca en Imágenes, Primera Sección: La Agricultura de Subsistencia
7 December 2020
Alex Diamond
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Otras secciones: Segunda Parte: El Café; Tercera Parte: Actividades Pecuarias
Por casi dos décadas, la economía de Briceño, un pueblo rural y aislado en el norte de Colombia, se basaba en el cultivo de coca. Mientras que la gran mayoría de ganancias se quedaron en manos de los narcotraficantes que satisfacen las demandas de consumidores de cocaína de todo el mundo, la coca también proporciona ventajas claras para las y los campesinos de Briceño: una cosecha cada dos a tres meses, compradores garantizados y cercanos, como lo eran los grupos armados que controlaban el territorio y precios suficientemente altos para mantener a sus familias y ofrecer la posibilidad de mejorar su posición socioeconómica. Sin embargo, la coca también convirtió a la región en zona de guerra entre las Fuerzas Armadas Revolucionarías de Colombia (FARC) y paramilitares derechistas (muchas veces con el apoyo del ejército colombiano), que peleaban por el control del territorio y su economía cocalera. En 2017, un programa de sustitución de coca, negociado como parte del histórico acuerdo de paz del estado con las FARC, llegó a Briceño. De un día a otro, la economía de la coca se desapareció cuando las y los campesinos arrancaron sus cultivos ilícitos, con base en las promesas gubernamentales de proyectos productivos diseñados para ayudarles a pasar a la agricultura legal. En esta foto redacción, que se compone de diferentes secciones, uso imágenes para explorar lo que ha significado esta transición para familias locales.

Este primer conjunto de fotos explora las prácticas de agricultura de subsistencia. Aunque las y los campesinos de Briceño estaban acostumbrados por mucho tiempo a cultivar casi todo lo que comían, las ganancias de la coca les dieron la posibilidad de comprar otros alimentos y desvió su energía de los cultivos de subsistencia. Con la desaparición de la economía cocalera, muchas y muchos campesinos han vuelto a la agricultura de subsistencia por necesidad, cultivando alimentos tradicionales como fríjoles, plátanos, yuca, maíz y una variedad de vegetales. Aunque estos cultivos aseguran el sustento de sus familias, a las y los campesinos se les dificulta mucho venderlos. No solo porque las y los vecinos ya no compran alimentos con dinero de la coca, sino también por los cambios en los regímenes de política económica, que empezaron con la apertura económica en 1990 y culminaron con el tratado de libre comercio con los Estados Unidos de 2012, que han producido una caída significativa de precios. Muchas y muchos campesinos se han dado cuenta con disgusto que los precios de mercado, impuestos por alimentos importados como los fríjoles y el maíz, están por debajo de su costo de producción.








